Magret de pato ahumado con Metis
Francia es sinónimo de naturaleza, historia, paisajes de ensueño y buena gastronomía. País donde surgieron los primeros restaurantes, las primeras conservas y la literatura gastronómica, han situado a la comida francesa como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Ya no comemos para vivir, sino para disfrutar, compartir y comunicar, así como para sembrar el valor nutricional de estas gastronomías. Nuestro país vecino tiene una de las gastronomías más completas del mundo, ya que viajar por Francia son aventuras y desventuras de sabores y texturas. Un lujo para el paladar gracias a, entre otras cosas, la variedad de platos, las materias primas y la influencia de países vecinos como Italia, Alemania, España o incluso Marruecos. La diversidad gastronómica del panorama francés es sorprendente, y su influencia por el mundo, acreditada.
Fruto de dicha diversidad e influencia es, por ejemplo, el magret de pato. Un plato cada vez más conocido y cocinado en todas las casas que, lejos de lo que se pueda esperar, es de reciente creación. Fue el chef francés André Daguin quien, en la década de los 60, empezó a cebar patos y cocinarlos de una forma distinta a lo que se estaba acostumbrado. El pato hacía siglos que solo se consumía en confit por miedo a las infecciones que podían surgir de comer patos (encima poco hechos) que se criaba en suelo de estercolero. Sea como fuere, André probó y consiguió que el crítico del New York Times, Bob Daley, dijera que era “la carne más extraordinaria de su vida”. De hecho, pensando que no podía ser de vaca, asumió con total certeza que se trataba de un filete de asno. Imagínense ustedes la impresión de comer algo rosado, jugoso y tierno, con su piel, que siempre se había consumido confitado. El reconocimiento posterior fue una muy merecida estrella Michelín.
Ya el chef André, acompañaba el magrét con salsa de pimienta o frutas, yendo la mar de bien para rebajar el nivel de grasa que puede tener un pato cebado (esto es importante porque de no estar cebado, se trataría de una pechuga normal). En esta ocasión os propongo acompañar el magret de pato de Metis. ¿Qué que es Metis? Bueno, pues al igual que le ocurrió a Daley, dejaos sorprender por el sabor, textura y versatilidad de una fruta poco conocida que, del mismo modo que André, rompe los estereotipos de lo que hasta ahora conocemos. Un híbrido entre ciruela y albaricoque hará las delicias de todo aquél que lo pruebe sola, en mermelada o, como es el caso, acompañando un estupendo Magret de pato ahumado en casa (para ello basta con poner al fuego una olla forrada de papel de aluminio con arroz y las especies que más os gusten. Sobre ella, un colador o rejilla, ponemos la carne).
- 1 magret de pato
- 100gr de arroz jazmín
- 2 cucharadas de té
- 1 cucharada azúcar moreno
- 1 rama de canela
- 1 estrella de anís
- piel de 1 naranja
- Para la salsa de metis:
- 4 metis rojo
- 1 chorrito de vino manzanilla
- 1 cucharadita de azúcar
- pimienta negra y sal
- 50gr de habitas fritas
- 8 espárragos verdes finos
- aceite de oliva
- sal y pimienta negra
- 4 metis
- 1 nuez de mantequilla.
- Para la salsa de Metis trocear la fruta pelada pequeña y poner en un cacillo con el resto de los ingredientes, tapar y dejar cocinar hasta hacer una mermelada, añadir un poco de agua si es necesario. Triturar bien y reservar.
- Cubrir un cazo con papel de aluminio y poner todos los ingredientes del ahumado, darle fuego a tope y poner una rejilla encima que cubra toda la superficie y que luego nos permita tapar bien el cazo.
- Hacer unos cortes en rombos en la piel del pato, en la grasa, y cuando humee bien el cazo colocar la pechuga con la grasa en contacto con la rejilla. Tapar, bajar el fuego a medio y dejar ahumar 10 minutos.
- Marcar después el magret a la plancha muy muy fuerte primero por la grasa y luego por la carne.
- Saltear los espárragos y las habitas y también los otros metis troceados en gajos, con la mantequilla y sal.
- Emplatar con la salsa de metis, los espárragos, las habitas y el metis salteado.