Ir a los conciertos como un Gourmet
El miercoles pasado asistimos al concierto de la gran diva barbadiense Rihanna. Por muchas razones, y en especial por qué nos gusta darnos el gustazo (valga la redundancia), disfrutamos de la zona VIP con todos sus privilegios. Ya lo hicimos el año pasado en el concierto de Lady Gaga, y este año hemos querido repetir.
Hay que alabar la fantástica labor del equipo de BPremium (empresa organizadora del evento VIP, ellos mismos se denominan una Premium Nightlife Community y aciertan en pleno), que se ocupa de la organización de eventos ligados al Premium Golden Ticket un concepto para vivir con todo lujo los conciertos más exclusivos.
Los servicios que prestan y garantizan son: Acceso directo (es decir sin colas) a diferentes espacios donde puedes disfrutar de cena y barra libre antes y durante el concierto, actividades interactivas exclusivas, diferentes photocall para posar como una estrella, obsequios (en el caso de Gaga, divertidas pezoneras aplicables de strass, en el caso de Rihanna, el evento fue ligeramente más parco), reportajes gráficos de fotógrafos profesionales y videos exclusivos de la zona preferente, y asientos cuidadosamente escogidos en una zona privilegiada, además de parking privado (lo que más se agradece de toda la experiencia, por raro que resulte, en especial si el concierto es en el Palau Sant Jordi, los que hayáis aparcado o buscado un taxi en sus alrededores me entenderéis).
El lujazo que comporta tomarte un refrigerio e interactuar con los demás asistentes al concierto, en un ambiente agradable que nada tiene que ver a las avalanchas de fans histéri@cas que te arrasan a la primera de cambio que suelen ser este tipo de conciertos multitudinarios, no tiene precio, igual que no lo tiene tomar una copa y poder llevarte el pica pica a la misma grada antes de empezar a bailar.
En lo que se refiere al menú de la noche, el cátering era de Aramark: para empezar palomitas y cocktail de frutos secos japoneses, croquetas de ceps (literalmente congeladas lo peor de las propuestas del buffet), mini hamburguesas, sándwiches de salmón ahumado, cannapés de gambas, tortilla de patatas o coca de escalivada con sardinas (además de unos vasitos que tenían toda la pinta de ser patata con crema agria y caviar -sucedáneo, claro- que al final no he probado).
Nada del otro mundo, pero una alternativa mucho mejor que los típicos frankfurts o bocadillos de lomo con queso y cerveza a granel, más propios de este tipo de eventos.
En lo que se refiere al espectáculo, un subidón de adrenalina, baile y diversión, la verdad es que disfrutamos muchísimo con la compañía y la experiencia, con ganas de Madonna, que pinta que será el siguiente de nuestros conciertos deluxe.