A mi me parece muy curioso que en una boda, entre el plato de pescado y el de carne, siempre pongan un sorbete. Si los restaurantes lo hacen en comidas y cenas tan especiales… ¿por qué no lo hacemos nosotros en casa en una cena tan especial como es la de Nochevieja?
He decidido contaros un poco qué son los sorbetes y por qué se ponen, para que os luzcáis estas fiestas que seguro son las únicas del año en las que serviréis unos entrantes, un primero y un segundo, ¿verdad? Ampliad el menú con un sorbete y quedaréis como auténticos chefs.
Los sorbetes suelen servirse en dos momentos diferentes: entre el primer plato de pescado y el segundo de carne, para neutralizar los sabores en nuestra boca y preparar a nuestras papilas gustativas de cara al segundo plato; o bien de postre, porque son muy digestivos y naturales.
Datan de la época victoriana y, desde entonces, han ido evolucionando. Hoy día podemos hacer sorbetes de todo tipo. El más clásico es el sorbete de limón pero también los hay de mandarina, de manzana, de piña, de melón…
Yo os voy a dar la receta del que, para mí, es el sorbete por excelencia: el de limón. Si vosotros preferís hacerlo de otro sabor, tan solo tendréis que sustituirlo por la fruta o el cítrico que queráis. Además, la receta es tan sencilla que no os hará falta ni bolígrafo ni papel para apuntarla. Con solo leerla una vez, seréis capaces de elaborar vuestro propio sorbete.
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