Mª Jesús es muy buena cocinera. Comer en su casa es garantía de poder disfrutar a la mesa con unos platos sabrosos, apetecibles y variados.
Su especialidad son las croquetas. No le da nada de pereza hacerlas: pequeñitas y en cantidades fabulosas. No sé de dónde saca el humor y el tiempo para hacer croquetas para toda la retahíla de gente que nos juntamos en las celebraciones familiares. Además, no se puede librar de esta tarea: es lo único que no perdonan ni los hijos ni los nietos. Las hace de langostinos, de boletus, de carne de cocido, vegetales…
Hoy nos ha servido como aperitivo unas croquetitas buenísimas de puerro y calabacín. Qué ricas estaban.
De primer plato nos ha puesto una crema de gambas, que tenía toda la textura y el sabor de la mejor crema de nécoras del cantábrico. Es una receta sencilla y, aunque los tiempos de elaboración son un pelín largos, el resultado compensa con creces el esfuerzo. Ahí va:
Más que experta en cocina soy comilona y disfrutona de los momentos que se generan alrededor de una comida.
En "De fogones y hombres" pretendo compartir experiencias humanas con la comida como excusa.
El nombre del blog está inspirado en el título de la novela de Steinbeck, "De ratones y hombres". La palabra "hombre" está usada aquí en su sentido amplio. La primera entrada para "hombre" del diccionario de la RAE lo define como "ser animado racional, varón o mujer".
Pues eso, el blog trata de asuntos humanos que surgen entre fogones. Siento defraudar a quienes esperaban leer sobre temas más lujuriosos.