El otro día estuvimos cenando en casa de Nerea y David. Estos amigos se casaron el pasado verano y -entre pitos y flautas- nos habíamos visto muy poco desde entonces.
Nerea había prometido prepararnos una receta sudafricana que sabe hacer desde los tiempos en que estuvo viviendo en Alemania (los afrikaner, ya sabes). Hicimos muchas risas al respecto de los ingredientes que llevaría el plato (hormigas, cocodrilo, cebra…). Debo de reconocer que en mi caso fue fruto de una gran incultura sobre la comida africana. ¡Vaya experta gastronómica de pacotilla que estoy hecha!
Nerea nos sorprendió con un riquísimo bobotie -un pastelón de carne bastante especiado- que tomamos con unas guarniciones la mar de ricas.
Me consta que tanto Nerea como David son grandes profesionales y casi todos los días les dan las tantas en sus respectivos trabajos. Esto lo cuento porque veo de un mérito enorme el que nos prepararan esta impecable cena.
La receta que me dio Nerea, aunque es un poco laboriosa, no parece muy complicada. Y el resultado merece la pena.
Más que experta en cocina soy comilona y disfrutona de los momentos que se generan alrededor de una comida.
En "De fogones y hombres" pretendo compartir experiencias humanas con la comida como excusa.
El nombre del blog está inspirado en el título de la novela de Steinbeck, "De ratones y hombres". La palabra "hombre" está usada aquí en su sentido amplio. La primera entrada para "hombre" del diccionario de la RAE lo define como "ser animado racional, varón o mujer".
Pues eso, el blog trata de asuntos humanos que surgen entre fogones. Siento defraudar a quienes esperaban leer sobre temas más lujuriosos.