Restaurante Bon Gustu. Cocina asturiana innovadora en Madrid

Estoy encantada de hacer un post sobre un restaurante de cocina asturiana creativa y moderna.

Me refiero a Bon Gustu (Infanta Mercedes, 31).

Este restaurante, situado en un bonito y espacioso local, agradablemente decorado, rompe con los esquemas que existen sobre la cocina típica asturiana.

Bon Gustu se trata de una experiencia empresarial y culinaria que lleva poco tiempo de rodaje en Madrid. Surge de la mano del empresario Alberto García y del cocinero Daniel Villoria (joven profesional salido de la Escuela de Hostelería de Gijón que cuenta ya con un currículum laboral en su haber en las cocinas de grandes maestros  como son David Muñoz de Diverxo o Alberto Chicote de Bajamar).

El objetivo que marca las líneas de actuación entre los fogones del restaurante Bon Gustu es ofrecer al comensal un producto novedoso y hasta divertido que recree los grandes platos de la cocina asturiana, echando creatividad al asunto.

En los menús de Bon Gustu no falta ni la fabada ni el arroz con leche, ni el frito de pixin, ni el bollo preñado. Sentados cómodamente a la mesa, veremos desfilar interpretaciones imaginativas y deliciosas de los grandes pesos pesados de la gastronomía asturiana.

Restaurantes asturianos en Madrid hay muchos  y muy buenos, para todos los gustos y bolsillos. Tenemos, desde el chic El Paraguas (Jorge Juan, 16),  en el que comer te cuesta un ojito de la cara, hasta el cutre Casa Mingo (Paseo de la Florida, 34) , en el que se sigue pudiendo comer por menos de 10 euros y que ha visto pasar tantas y tantas generaciones de estudiantes comilones sin perras. Sin olvidarnos de La Hoja, La Máquina con todas sus filiales, La Taberna de Viavelez, y muchos otros.

En el Restaurante Bon Gustu, en el que estuvimos comiendo en familia el otro día, se recoge la tradición de la cocina regional asturiana, con sus platos sabrosos y contundentes, y  se  le da una vuelta de rosca más, ofreciendo al cliente una cocina divertida, en la que puedes probar muchos platos que mezclan ingredientes y recetas tradicionales con materiales y técnicas de otras cocinas y culturas.

A mí, el resultado me gustó mucho.

Además, en Bon Gustu han cuidado especialmente los precios, con lo que se puede tener el privilegio de gozar de una cocina de altísimo nivel, a un precio asequible para todos los bolsilos.

En este restaurante la idea es que el cliente cuente con la cocina abierta durante todo el día. Un gran esfuerzo de intendencia que el cliente agradece y que esperemos que empresarialmente salgan las cuentas y el negocio vaya bien. Allí se puede empezar el día desayunando tan ricamente en su terraza o terminarlo tomando unas copas en uno de sus elegantes salones.

En cuanto a la comida, se puede, desde tomar alguna cosa de picar a ponernos las botas con uno de sus espectaculares menús.

 

BonGustu

 

Bon Gustu nos ofrece diferentes menús, de día y de noche, para “gente normal” y para “fartones” (comilones), que no sólo están muy bien, sino que están muy bien ajustados en precio.

Tienen también una cosa que llaman Kuiru, que no sé de dónde se han sacado el nombre, pero que se trata de una especie de fondu marinera en la que los alimentos se cuecen en caldo de pescado. Todavía no la he probado, pero mi cuñado Damián me ha dicho que hace unos días les llevó su amigo Pedro, -por lo visto es un fiera de la gastronomía y del buen paladar- a tomar el famoso kairu y levitaban al salir de lo rico que estaba el invento.

Nosotros cuando fuimos a Bon gustu tomamos un menú de día que se llama Menú Degustación de Oriente (no sé si porque todos los platos eran más bien del Oriente asturiano -Llanes y tal- o porque algún plato tenía aromas orientales -chinos, indios y tal-.

El menú es una pasada y tiene varios aperitivos, varios entrantes, varios platos de carne y pescado y un par de postres. Cada plato es servido con eficiencia, puntualidad y buena presentación.

Entre las delicias que te ofrecen, tan sólo llego a recordar alguno de los platillos que probamos: unos tortos con queso de cabrales, una interpretación del bollo preñado hecho de borona rellena de compango, con  timbal de patata trufada con huevo de codorniz, una mini hamburguesa de gochu, un divertido rape frito al revés (preparado como ceviche,  sirviéndo con el aceite caliente por encima) unas rabas de calamar rebozadas y fritas, una mini fabada, hecha con una materia prima excepcional y servida en pequeña dosis de fabes y generosa -quizás un poco demasiado- de compango, un pescado -creo que fue rodaballo- y una carne exquisita que no digo lo que es, porque espero que vayáis y lo adivinéis vosotros.

De postre de toda esta retahíla de manjares, un arroz con leche muy rico, quemadito y todo y un helado de coco sobre una sopa de mango, que estaba mortal.

 

 

Bongustu3

 

 

Todo este festival de comidas tan exquisitas, por el módico precio de 35€. ¡Qué jeta tengo, como no pagué yo, que nos invitó Dami!

 

Existe un menú de comilón (fartón) que sale por unos 45€ y no sé muy bien lo que pueden poner si con el “normal” ya no hay quién coma un poco más.

Tengo que volver a probar el kuiru (25€ y prometo contar con detalles lo del invento del caldo de pescado.

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