Pechugas con salsa de mostaza y miel
Hoy toca comer pollo frito, pero le vamos a dar una pequeña diferencia al rebozado, con lo cual nos quedara un plato algo distinto al pollo frito que estamos acostumbrados a poner en la mesa.
La salsa con la que acompañaremos el pollo la haremos con mostaza, miel y vinagre de jerez, la serviremos en boles pequeños poniendo uno a cada comensal y así podremos ir mojando los trocitos de pechuga, y tenéis la opción de que si a alguien no les gusta podéis ponerle el bol con alguna otra salsa tradicional, kétchup o mahonesa por ejemplo, y os digo esto porque a lo mejor a los niños la salsa que hemos preparado no le gusta demasiado, tiene un sabor muy diferente, y ellos, al menos algunos, son reacios a este tipo de sabores.
La salsa la podéis variar a vuestro gusto yo le he puesto mostaza de Dijon y vinagre de jerez pero si os gusta más otro tipo de mostaza o de vinagre los podéis cambiar, veréis como el resultado final resulta muy bueno, ya que se adapta bien a estos cambios.
Importante el aceite muy caliente a la hora de freír y estar muy pendientes para darle vuelta y que nos queden los trozos doraditos por todos los lados.
- 500 gr. pechuga de pollo
- 2 huevos
- 1 cucharada mostaza Dijon
- 2 cucharadas vinagre jerez
- 50 gr. miel
- 4 cucharadas harina
- Aceite oliva
- Sal
- Pimienta negra
- Cortamos las pechugas en cuadrados de unos tres centímetros.
- Batimos los huevos y los mezclamos con el pollo en un bol, vamos añadiendo harina hasta que la mezcla se espese y no gotee.
- Calentamos el aceite en una sartén y vamos friendo los trozos de pollo, friéndolos hasta que estén doraditos.
- Sacar y poner en un papel absorbente mientras acabamos de freír todo el pollo.
- En un bol mezclamos la miel con la mostaza y el vinagre, mezclamos todo bien y lo servimos aparte para ir mojando el pollo frito.
Fuente: Tapas