Lo más habitual, si se va a comer en casa, es primero elegir los platos del menú y después seleccionar al menos dos vinos para acompañarlos. En el caso de que una botella de vino sea suficiente para toda la comida (pocos comensales o bien apetece un determinado tipo de vino) habrá que privilegiar en cambio la elección del vino sobre el menú.
Si lo que se quiere preparar es un menú degustación, con tapas variadas y sabrosas, hay que ser precavido en lo que se refiere a la bebida. Lo mejor es no arriesgarse y utilizar un vino que no eclipse los platos, como un tinto ligero.
A continuación se muestran las combinaciones más utilizadas, las que no sirven para establecer dogmas si no para conocer un poco más este arte.
Pescado.
Ya se comentó en el anterior artÃculo, un vino blanco no ha de ser necesariamente la mejor combinación de un pescado. Los más grasos como el bacalao o el bonito combinarán bien con vinos tintos jóvenes ligeros como los de la variedad MencÃa del Bierzo.
Lo más habitual, sin embargo, es que se conjunten mejor con un blanco. Los buenos Chardonnay blancos fermentados en barrica con las salsas elaboradas con los pescados más finos como el bogavante o el rodaballo.
Carne.
Para la carne lo más común son los vinos tintos. Dentro de estos se eligen con más o menos crianza según el plato.
Un Ribera del Duero o un vino de Toro con una crianza media-larga son una buena compañÃa para un cordero asado. Para comidas aún más potentes como un plato de caza mayor hay que buscar un vino tinto con mucha fuerza y estructura.Los vinos tintos jóvenes son más adecuados para comidas gelatinosas como las manos de cerdo, asados de ternera…etc
Pollo.
Permite vinos de todos los colores y todos los estilos.
Para pollo al ajillo un tinto de Jumilla serÃa adecuado. Si tiene un sofrito sencillo se buscará un vino tinto joven sin mucho cuerpo como un semicrianza de los Arribes del Duero. Si por el contrario, la salsa es más potente, es más apropiado acompañarlo con un vino más estructurado como un Cabernet Sauvignon de la D.O de Madrid. Para salsas a base de nata lo mejor es un vino blanco.
Pasta.
Lo más importante es la salsa. Para salsas con base de carne como una Boloñesa van bien los vinos jóvenes riojanos. Si por el contrario el acompañamiento es ligero como mozarella o pesto un rosado serÃa lo ideal. Para pastas a base de nata, con pescado o con marisco, lo más adecuado un blanco.
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