Por si no lo sabÃais soy un gran consumidor de aves de caza como la codorniz y la perdiz, con la que me deleito con estos sugerentes pinchos de huevos de codorniz mientras me leo un buen libro sobre de la historia de España. ¡Sorprendente, eh! Por mucho que le pese a Jorge, a veces leo, pero después del fútbol.
Hoy voy a juntar estas pasiones, la historia de España y la cerveza, para hablaros de una cerveza, El Legado de Yuste, con algo más que tradición. Os pondré en antecedentes antes de hablar de ella.
Un 3 de febrero de 1557, el emperador Carlos I de España, llega a Yuste con una cohorte de unos 150 sirvientes. Fue allà donde estuvo recluido durante muchos meses recibiendo a personalidades diversas y donde conoció a su hijo secreto, Juan de Austria. Pasó el tiempo y sus sirvientes se redujeron a 50 quedando en manos de los monjes de la AbadÃa la mayorÃa de las funciones para con el rey.
Y fue allÃ, en aquel monasterio de la orden de los Jerónimos, por culpa de una fiebre, que el regente finalizó sus dÃas no sin antes dejarnos con la fórmula de una magnifica cerveza que fue creada para su deguste, siguiendo la tradición de los maestros cerveceros de Flandes. Una cerveza elaborada de una manera meticulosa para saciar y relajar al monarca. Esta receta se fue pasando de generación en generación para llegar hasta nuestros dÃas.
De color bronce y una graduación bastante alta, 6’5% creada con cebada de Malta tostada, es ideal para comer con carnes de caza menor, con quesos semi curados y cremosos. Notaréis un ligero dulzor, suave pero con cuerpo, una cerveza que es muy fácil de adquirir pues está presente en gran cantidad de cadenas comerciales y supermercados y con un precio altamente asequible.
Es ideal para el aperitivo e incuso para acompañar ciertas comidas y tiene una presentación muy acorde a su época de elaboración.
Para mÃ, lo único desdeñable, es la pérdida de la tradición en su elaboración, pues su fermentación hoy dÃa se ha visto actualizada por lo nuevos y modernos métodos, perdiendo asà el original sabor que en su dÃa el maestro cervecero trabajó para el monarca. Un cambio casi imposible de evitar debido a las exigencias del mercado que no puede permitirse el lujo de un proceso de elaboración realmente artesanal. Supongo que la casa Heineken, marca a la que pertenece El Legado de Yuste, serÃa incapaz de soportar el mantenimiento de tan lento proceso.
Etiquetas: Carlos I, cebada, cervezas, El Legado de Yuste, malta, Monasterio de Yuste
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